El candidato republicano, Donald Trump, ha vuelto a la Casa Blanca con una agenda proteccionista y “anti-woke” que ha generado controversia en todo el país. Con su victoria en las elecciones presidenciales, el mercado ya está delineando los ganadores y perdedores de esta nueva era en la política estadounidense.
Desde su campaña electoral, Trump ha dejado en claro su postura proteccionista, prometiendo poner a Estados Unidos primero y proteger los empleos y la economía del país. Esto ha generado preocupación en los mercados internacionales, especialmente en aquellos países que dependen en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos.
Sin embargo, para algunos sectores de la economía estadounidense, la victoria de Trump ha sido recibida con entusiasmo. Las empresas manufactureras, en particular, han visto un aumento en sus acciones en la bolsa de valores desde la elección de Trump. Esto se debe a su promesa de imponer aranceles a las importaciones y fomentar la producción nacional, lo que beneficiaría a estas empresas.
Por otro lado, las empresas tecnológicas y de servicios han sido vistas como las grandes perdedoras de la victoria de Trump. Esto se debe a su postura “anti-woke”, que se refiere a su rechazo a las políticas de inclusión y diversidad promovidas por el movimiento “woke”. Esto podría afectar a estas empresas, ya que muchas de ellas dependen de la diversidad y la inclusión para su éxito.
Además, la victoria de Trump también ha generado incertidumbre en los mercados financieros. Muchos inversionistas temen que su postura proteccionista y su retórica anti-comercio puedan afectar negativamente a la economía global. Esto se ha reflejado en la volatilidad del mercado de valores desde las elecciones.
Sin embargo, Trump ha prometido impulsar el crecimiento económico y crear empleos en Estados Unidos. Esto ha generado optimismo en algunos sectores, especialmente en la manufactura de la construcción y la energía. Trump ha prometido invertir en infraestructura y fomentar la producción de energía nacional, lo que podría generar empleos y estimular la economía.
Otro aspecto importante de la agenda de Trump es su postura en cuanto a la inmigración. Durante su campaña, Trump prometió construir un muro en la frontera con México y deportar a millones de inmigrantes indocumentados. Esto ha generado preocupación en la comunidad empresarial, ya que muchos negocios dependen de la mano de obra inmigrante.
Sin embargo, Trump también ha prometido reducir los impuestos corporativos y eliminar regulaciones que considera innecesarias. Esto podría ser beneficioso para las empresas, ya que les permitiría ahorrar dinero y ser más competitivas en el mercado global.
En cuanto al comercio internacional, Trump ha prometido renegociar o incluso retirarse de acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). Esto ha generado preocupación en países como México y China, que dependen en gran medida del comercio con Estados Unidos.
Sin embargo, Trump también ha prometido imponer aranceles a las importaciones de países que considera que están “manipulando” su moneda para obtener ventajas comerciales. Esto podría beneficiar a algunos sectores de la economía estadounidense, especialmente a aquellos que han sido afectados por la competencia desleal de otros países.
En compendio, la victoria de Trump ha generado un gran impresión en los mercados y en la economía global. Aunque su postura proteccionista y “anti-woke” ha generado preocupación en algunos sectores, también ha generado optimismo en otros. Sin embargo, solo el tiempo dirá cómo se desarrollará su agenda y cómo afectará a la economía estadounidense y al resto del mundo.