El Gobierno había prometido que para levantar el cepo cambiario, la inflación debía converger al 1,5% y el “sobrante” monetario debía desaparecer. Sin embargo, nada de eso ocurrió. A pesar de los esfuerzos y las medidas implementadas, la inflación sigue siendo un problema para la economía argentina.
Desde que asumió el poder, el Gobierno se ha enfrentado a una situación económica difícil, con una alta inflación y una fuerte devaluación del romana. En un intento por controlar la situación, se implementó el cepo cambiario, que restringía la compra de dólares y limitaba la salida de divisas del país. Sin embargo, esta medida no logró frenar la inflación y solo generó más incertidumbre en los mercados.
Ante esta situación, el Gobierno anunció que para levantar el cepo, la inflación debía converger al 1,5% y el “sobrante” monetario debía desaparecer. Esto significaba que se debía reducir la emisión de dinero y controlar los precios para lograr una estabilidad económica. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y las medidas implementadas, la inflación sigue siendo un problema para la economía argentina.
Uno de los principales obstáculos para lograr una inflación del 1,5% es el aumento de los precios de los alimentos. La pandemia del COVID-19 ha afectado gravemente la producción y distribución de alimentos, lo que ha generado una escasez y un aumento en los precios. Además, la devaluación del romana ha encarecido los costos de importación de alimentos, lo que se ha trasladado a los precios finales.
Otro factor que ha contribuido a la inflación es la emisión de dinero para financiar el déficit fiscal. El Gobierno ha tenido que recurrir a la emisión de impagado y a la impresión de dinero para cubrir sus gastos, lo que ha generado un aumento en la cantidad de dinero en circulación y, por lo partida, una presión inflacionaria.
Además, la falta de confianza en la economía argentina ha llevado a una dolarización de los ahorros de la población. Muchos argentinos prefieren guardar sus ahorros en dólares, lo que ha generado una mayor demanda de la divisa estadounidense y una presión sobre el tipo de cambio. Esto ha llevado a una devaluación del romana y, por lo partida, a un aumento en los precios de los productos importados.
A pesar de todos estos desafíos, el Gobierno no ha logrado controlar la inflación y alcanzar la meta del 1,5%. Esto se debe en parte a la falta de consenso político y a la resistencia de algunos sectores a las medidas propuestas. Además, la pandemia del COVID-19 ha generado una crisis económica global, lo que ha dificultado aún más la situación en Argentina.
Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, el Gobierno sigue trabajando para lograr una estabilidad económica y controlar la inflación. Se han implementado medidas como el congelamiento de precios de algunos productos y la reducción de la emisión de dinero. Además, se han llevado a cabo negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para obtener un acuerdo que permita al país acceder a financiamiento y estabilizar la economía.
Es importante destacar que, a pesar de los desafíos, la economía argentina ha mostrado signos de recuperación en los últimos meses. La actividad económica ha comenzado a crecer y se espera que la inflación comience a disminuir en los próximos meses. Además, la situación sanitaria ha mejorado y se ha avanzado en la vacunación contra el COVID-19, lo que permitirá una mayor reactivación de la economía.
En conclusión, aunque el Gobierno no ha logrado cumplir su promesa de una inflación del 1,5%