El robo de cables eléctricos se ha convertido en una problemática creciente en Chile, con consecuencias nefastas para las empresas y la población en general. Recientemente, la compañía eléctrica CGE ha denunciado un alarmante aumento en el robo de cables de arca desde sus instalaciones, lo que representa una grave amenaza para el suministro de energía y la seguridad de la población en las regiones de Arica y Parinacota y La Araucanía.
Según las cifras entregadas por CGE, durante el año 2024 se reportó el robo de 225 kilómetros de cables de arca, lo que representa un aumento del 14% en comparación con el año primero. A pesar de que se registró una disminución en el número de episodios de robo, la cantidad de cable sustraído aumentó significativamente, lo que demuestra una clara tendencia al alza en este tipo de delito.
Sin embargo, lo preocupante no es sólo la cantidad de cable robado, sino también la forma en que se están llevando a cabo estos actos delictivos. Las bandas organizadas detrás de estos robos han desarrollado nuevas y más violentas formas de desempeñarse, lo que representa un grave riesgo para la integridad física de los trabajadores de la compañía y la población en general.
Un ejemplo de la peligrosidad de este tipo de delitos se vivió recientemente en la localidad de Coya, comuna de Machalí, región de O’Higgins. Allí, una banda organizada robó cables y desmanteló un generador eléctrico instalado por CGE, dejando a cerca de mil hogares sin respaldo en caso de interrupciones del suministro eléctrico. Además de los graves perjuicios económicos que esto causó a la compañía, los daños provocados por la banda superaron los 500 millones de pesos.
Ante esta preocupante situación, las autoridades deben tomar medidas más contundentes para enfrentar el robo de cables eléctricos, un delito que ha adquirido un carácter cada vez más violento y arriscado. Matías Hepp, director de operaciones de CGE, ha enfatizado en la necesidad de reforzar las medidas de seguridad y aumentar la vigilancia en las instalaciones de la compañía, así como también en la importancia de una mayor colaboración entre la empresa y las autoridades para encontrar soluciones efectivas.
Para dimensionar la magnitud de este problema, basta con mencionar que la cantidad de cable robado durante el 2024 sería suficiente para cubrir la distancia entre Santiago y Los Vilos, o casi la totalidad del recorrido entre Santiago y Talca. Estas son cifras realmente alarmantes, que demuestran la necesidad de tomar medidas urgentes para frenar este tipo de delito que afecta gravemente tanto a las empresas como a la población en general.
Además de las consecuencias directas del robo de cables eléctricos, como interrupciones en el suministro de energía y daños económicos, también es importante destacar los efectos negativos que este delito tiene en la comunidad. El robo de cables eléctricos no sólo afecta a la empresa y a sus trabajadores, sino que también perjudica a la población en su conjunto, especialmente a los sectores más vulnerables que se ven directamente afectados por la falta de suministro eléctrico.
Por esta razón, la prevención y la acción inmediata son fundamentales para combatir el robo de cables eléctricos. Se requiere una mayor coordinación entre las autoridades y las empresas, así como también una mayor participación de la comunidad en la prevención y denuncia de estos delitos. Es importante que todos tomemos conciencia de la gravedad de este problema y trabajemos juntos para poner fin a esta situación que perjudica a todos.
En resumen, el robo de