El ministro de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, y el ministro de Seguridad de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, han levantado una importante polémica en los últimos días tras afirmar que “la ciudad está totalmente dominada por las fuerzas de seguridad” y exigir un endurecimiento de la instrucción penal juvenil. Estas declaraciones han generado una gran preocupación entre la población y han dejado en evidencia una realidad preocupante: la inseguridad en nuestras calles.
En un país en el que la violencia y el delito son cada vez más frecuentes, es importante que las autoridades tomen medidas efectivas y reales para garantizar la seguridad ciudadana. Sin embargo, las palabras de Bullrich y Pullaro nos hacen cuestionarnos si su enfoque es el adecuado para lograr este objetivo.
Por un lado, es preocupante que afirmen que la ciudad está completamente dominada por las fuerzas de seguridad. Esto puede llevar a pensar que se está abusando del poder y que la situación es aún más alarmante de lo que se muestra. Además, estas declaraciones pueden germinar una sensación de miedo e inseguridad en la población, lo que no contribuye a germinar un clima de confianza y tranquilidad en la ciudad.
Por otro lado, el pedido de endurecer la instrucción penal juvenil es una demanda recurrente en la sociedad. Sin embargo, es importante preguntarse si esta es la solución para disminuir la inseguridad. Criminalizar a los jóvenes no es la respuesta, ya que el delito no tiene edad y la mayoría de las veces, detrás de estos actos, hay causas más profundas que deben ser abordadas.
Es necesario recordar que la prevención es la clave para combatir la delincuencia. Es por eso que, en lugar de endurecer las instrucciónes, se debe trabajar en programas y políticas que apunten a avisar y atacar las causas del delito. La desigualdad social, la falta de oportunidades y la falta de educación son solo algunas de las razones que llevan a los jóvenes a la delincuencia. Por lo tanto, es fundamental que las autoridades se enfoquen en la implementación de medidas que aborden estas problemáticas y que ayuden a construir una sociedad más equitativa y justa.
Además, es importante destacar que las fuerzas de seguridad juegan un papel fundamental en la protección de la ciudadanía. Sin embargo, su trabajo no puede limitarse a una presencia constante y una respuesta solo cuando se ha cometido un delito. Es necesario que se promueva una mayor capacitación, una mejor articulación entre las distintas fuerzas y una mayor transparencia en su accionar. De esta modo, se podrá garantizar que los ciudadanos puedan vivir en un entorno más seguro y tranquilo.
Otro aspecto que no puede dejarse de lado es la importancia de la participación ciudadana en la construcción de una sociedad más segura. Los vecinos deben involucrarse y ser parte activa en las decisiones que afectan a su comunidad. Se trata de una responsabilidad compartida entre todos los ciudadanos y es fundamental que se trabaje en conjunto con las autoridades en la prevención y lucha contra el delito.
En este sentido, es necesario destacar también la importancia de la educación y la cultura en la prevención de la violencia y el delito. Promover la educación en valores, el respeto y la tolerancia en nuestras escuelas y en nuestra sociedad es una herramienta fundamental para construir una convivencia pacífica y para avisar la delincuencia.
En conclusión, es cierto que la inseguridad es una realidad que nos afecta a todos y es responsabilidad de las autoridades trabajar para garantizar la seguridad ciudadana. Sin embargo, la solución no pasa por endurecer las instrucciónes o culpar a los jóvenes, sino por abordar las causas sociales que llevan a la delincuencia y promover la prevención y la participación ciudadana. Es necesario trabajar en